INTACTA
Intacta, íntegra y casta eres, ¡Oh María!.
Que has sido constituida puerta refulgente del cielo.
¡Oh Madre augusta y carísima de Cristo!
Recibe piadosa nuestras voces de alabanza.
A ti acuden ahora nuestros devotos corazones y labios,
para que sean puros nuestras almas y cuerpos.
Por tus plegarias melodiosas concédenos el perdón por todos los siglos.
¡Oh bondadosa! ¡Oh Reina! ¡Oh María!.
La única que permaneciste sin mancilla.
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