lunes, 30 de noviembre de 2009

Salmo 62: El Alma sedienta de Dios





Salmo 62
.
"Oh Dios, Tú eres el Dios mío,
a Ti te busco ansioso;
mi alma tiene sed de Ti,
y mi carne sin Ti languidece,
como tierra árida y yerma,
falta de agua.

Así vuelvo mis ojos
hacia Ti en el Santuario,
para contemplar
tu poder y tu gloria;

porque tu gracia
vale más que la vida,
por eso mis labios te alabarán.

Así te bendeciré toda mi vida,
y hacia tu Nombre levantaré mis manos.

Mi alma quedará saciada
como de médula y gordura,
y mi boca te celebrará
con labios de exultación,

cada vez que me acuerde de Ti
en mi lecho
y en mis insomios medite sobre Ti;

porque en verdad
Tu te hiciste mi amparao,
y a la sombra de tus alas
me siento feliz.
.
Si mi alma se adhiere a Ti,
tu diestra me sustenta (...)"
.
.
Dios mío, que al despertar, Tú seas siempre mi primer pensamiento y que mi alma desde temprano te busque a Ti.
.
Porque ¿cómo comenzar el día sin tu presencia? Sin ti nada hay en mí, nada que sea inocente.
.
Pero con tu Gracia todo es posible y mis obras te agradarán.
.
Límpiame de toda maldad que hay en mi corazón, porque ¡tu Misericordia es nueva cada día!
.
Así podré entregarme a Tí, sin que apartes tu rostro de mí.
Porque quiero darte todo y todo hacerlo por Tí.
.
V.L.

1 comentario: